Desde 1998 se celebra el 5 de marzo el Día Mundial de la Eficiencia Energética, pero ha sido en estos últimos años en los que ha tomado más relevancia, quizás porque cada vez somos más conscientes de que planeta sólo tenemos uno y que cuidar del medioambiente es tarea de todos. Hemos mejorado nuestros hábitos cotidianos, las empresas van incorporando el concepto de la sostenibilidad entre sus valores actualizando su modelo de negocio, así como se va reflejando en productos y servicios su impacto sobre el medioambiente.
En cuanto al sector inmobiliario, cada vez van tomando más relevancia las viviendas eficientes, por ejemplo los bancos han puesto en marcha hipotecas verdes exclusivas para viviendas con alta calificación energética con mejores condiciones hipotecarias, así como iniciativas de ayuntamientos para realizar la bonificación en el IBI para las viviendas más eficientes. Por ejemplo en Madrid capital se puede alcanzar hasta el 50% de bonificación gracias a la instalación de sistemas de aprovechamiento de la energía solar, así como en Vitoria - Gasteiz, hasta el 50% para viviendas con etiqueta energética de clase A o el 25% las que dispongan de etiqueta de clase B.
El usuario final entiende bien las etiquetas energéticas de los electrodomésticos y su importancia en cuanto a su implicación en consumo durante su vida útil. Más ahora, cuando desde el 1 de marzo desaparecen oficialmente las etiquetas A+, A++ y A+++, ajustándose a la escala de la A a la G. Sin embargo no es así con el Certificado de Eficiencia Energética (CEE) de la vivienda, porque para el ciudadano de a pie no es fácil ponderar su importancia al hablar de kWh/m2, y en consecuencia el certificado no tiene el reconocimiento que debiera y en muchos casos se percibe como un mero trámite o “papel” necesario para poner la vivienda en venta o alquiler. Si se le facilitara la conversión a euros del gasto energético podría considerarlo junto a otros gastos recurrentes como el alquiler, la hipoteca o el recibo de la comunidad de propietarios, para ayudarle a elegir la vivienda a alquilar o comprar, pues el gasto energético es una hipoteca oculta.
El Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) se ha puesto manos a la obra y ha presentado la Calculadora Energética, una herramienta digital gratuita a la que incorporando los resultados de un certificado energético el ciudadano puede llegar a conocer el consumo y coste (en euros) de la vivienda, a partir de los consumos básicos (calefacción, climatización y agua caliente sanitaria).
Para los profesionales de las intervenciones de reforma y rehabilitación, además nos ayuda a mostrar el ahorro económico que puede lograr si realiza mejoras en la vivienda para hacerla más eficiente, mejorando su calificación. Si disponéis del certificado, vosotros mismos podréis calcular dicho ahorro y mostrárselo al cliente, pues está en manos del sector seguir trabajando para que las intervenciones con foco sólo en mejoras estéticas se reduzcan y se logre la reducción de demanda energética y la mejora de eficiencia energética.
Más ahora si cabe, es esencial nuestro papel de concienciación ya que se van a poner en marcha planes de ayuda para impulsar la reforma y rehabilitación energética con fondos europeos de relevante cuantía. Hemos de activar al usuario final para que ponga en marcha el proceso como el agente activador que es.
Como aporte adicional, comentar que los productos de segunda mano, excepto si son importados de un tercer país, son excluidos de la nueva etiqueta energética. Así como también desaparece la etiqueta energética para vehículos.
El desarrollo de las energías renovables y limpias es imprescindible para combatir el cambio climático y limitar sus efectos devastadores.
El gran desafío de la humanidad en el siglo XXI es tanto la lucha contra el cambio climático como el cambio necesario hacia una economía basada en energías renovables y sostenibles.