Antes de que te pongas manos a la obra, pregúntanos. Solo así podrás tener la tranquilidad de que el seguro que estás contratando es el que realmente necesitas.
No es lo mismo una reforma donde los cambios sean meramente decorativos, que aquella otra donde puedan llegar a tocarse elementos estructurales del edificio.
Por eso, el seguro que contrates debe dejar claro qué actividades se van a desarrollar y, muy importante, saber que ese seguro puede ampliar sus garantías y coberturas para dar protección a un nuevo riesgo.
Es mejor que las sorpresas incómodas no lleguen nunca.