La subida del precio de los combustibles está generando muchos problemas, tanto en el día a día de las personas como en las empresas. El gasto de los desplazamientos en vehículos de empresa es mayor, por lo que muchas se plantean el paso a vehículos de renting o alquiler. Lo primero que debemos saber para valorar si es más rentable pagar kilometraje o pasar a alquiler de vehículos es el precio que se paga por este kilometraje. El pago máximo es de 0,19 euros por kilómetro, esa es la cantidad que está exenta de IRPF. A partir de aquí, todo lo que se pague por encima es una cantidad que debe tributarse.
La decisión irá en base a la cantidad de kilómetros que un vehículo de empresa realice durante todo el mes. Por ejemplo, un vehículo empresarial que está todo el día en la calle y que realiza unos 5.000 kilómetros al mes, en base a esos 0,19 euros, tendría un gasto en kilometraje de 950 euros al mes.
El renting de un vehículo está en torno a los 300 euros al mes. Es cierto que dependiendo del modelo y el kilometraje este precio puede cambiar un poco, pero no se irá demasiado lejos. Calculando un gasto de combustible moderado, de unos 7 litros cada 100 kilómetros, este coste actualmente de 1,65 euros (restando los 20 céntimos del descuento actual) nos daría un coste de unos 574 euros al mes.
Teniendo en cuenta esto, podemos decir que actualmente a las empresas les interesa pagar kilometraje. No obstante, lo cierto es que en la mayoría se está pagando por encima de esos 0,19 euros por kilómetros, algo que ya supone un gasto mayor que tener un vehículo de empresa.
En el caso de que los vehículos de empresa cuenten con un coste de combustible más moderado, la balanza se inclina al renting. Además, en muchas empresas utilizan modelos mixtos. En este tipo de modelos, los empleados que pasan todo el día en vehículos llevan vehículos de empresa, mientras que los que lo utilizan de forma esporádica cuentan con ese pago de kilometraje.
¿Qué debería hacer tu empresa? Para empezar, pensar en la flota de vehículos que necesita y realizar un estudio del kilometraje que se hace de forma anual. Si bien es cierto que es un ahorro que quizá no sea tan evidente a priori, como podemos observar, podría ser bastante interesante a lo largo del año.
En el caso del trabajador, hay que pensar que este gasto por kilometraje tributa como un ingreso extra de la nómina. No obstante, en la realidad se trata de un pago que intenta compensar el uso de los vehículos privados para cuestiones laborales requeridas por la empresa.
En el caso de que exista una revisión previa del coste de kilometraje, la cantidad que se tributa es posible que sea mayor. Lo normal es que esta cantidad exceda de los 0,19 céntimos a los que no se aplica descuento de IRPF. No obstante, con el alza del precio de los combustibles en la actualidad, lo que queda en el bolsillo del trabajador es muchísimo menos, pues el aumento ha sido muy grande incluso con la rebaja de los 20 céntimos que se ha realizado recientemente.
Pagar el kilometraje hace que las empresas puedan tener un poco más de flexibilidad para que sus empleados puedan usar sus vehículos, aunque como hemos visto en algunos casos sale más rentable el renting.
En el caso de que no exista una revisión por el momento, la situación aún es peor. La compensación por el kilometraje no va a cubrir los gastos que tiene el vehículo, que no son sólo de combustible, también están relacionados con el mantenimiento del mismo.
A todo esto hay que añadir que el IRPF no ha reflejado las subidas de IPC de los últimos años, por lo que los empleados, al final, no están ganando más dinero ni obteniendo beneficios alguno por la usa de sus coches privados para cuestiones laborales.