Hace unos años la idea de tener un jardín o espacio verde en lo alto de un edificio era solo un proyecto al alcance de unos pocos. Hablamos de cubiertas verdes o ajardinadas que, aparte de su función estética como no podía ser de otra manera, es una forma de lo más natural de contribuir a la eficiencia energética del edificio en el que se sitúa y una medida sostenible para reducir las emisiones sus emisiones de CO2. Una propuesta que cada vez solicitan más clientes particulares y a los que los profesionales deben responder cubriendo esas necesidades.
Aparte de esos aspectos positivos ya mencionados, las cubiertas naturales repletas de vegetación cuentan con un sustrato vegetal que es el que hace posible la regulación y mejora de la climatización de esa vivienda, además de mantener y prolongar la vida útil de esa cubierta, reducir el riesgo de inundaciones (al retener el agua de las tormentas) y las consecuencias del calor provocado por las grandes urbes.
Por si fuera poco, este espacio natural en lo alto de una azotea hace que se atenúen los ruidos aéreos, al tiempo que mejora la calidad del aire que rodea a ese edificio y fomente la biodiversidad con las especies vegetales ahí plantadas.
Da igual el tipo de cubierta que se elija, por parte del cliente con las recomendaciones del profesional, para coronar una vivienda en altura (ya sea intensiva o con jardín tapizante, técnicas o transitables), la creación e instalación de la misma requiere de una serie de condicionantes que aseguran un resultado final de éxito. Así pues, en este sentido, los profesionales encargados de esta estructura deben conocer de antemano el tipo de clima donde se va a ubicar, los días al año que llueve en esa localización, las horas de exposición solar, si es un edificio azotado por el viento o si la sequía o las heladas son una constante.
Además, no deben olvidarse del espesor de la capa de tierra que dará sustento a ese jardín o cubierta vegetal, así como de la posibilidad de riego, mantenimiento y el aislamiento y la impermeabilización de este tipo de cubiertas.
Para acertar con estas premisas, nada como confiar en el trabajo de los verdaderos profesionales como es el caso de los expertos de SIKA, quienes disponen de soluciones específicamente pensadas para hacer realidad este tipo de cubiertas ajardinadas solicitadas por los clientes. Es el caso de su producto estrella en este caso y que garantiza un rendimiento y una durabilidad probadas: SIKA Sarnafil®, una membrana presente en más de 4 millones de metros cuadrados de instalaciones de impermeabilización en todo el mundo y que es capaz de adaptarse a cualquier proyecto.
Esta membrana, especialmente diseñada para estos entornos, cuenta con una total garantía impermeabilizante y de estanqueidad gracias a su formulación para hacer frente a condiciones extremas como humedad constante, agua estancada y exposición a raíces de plantas, hongos y organismos bacterianos.
Por eso, si como profesional recibes un encargo para construir una cubierta verde en una azotea o en una comunidad de vecinos puedes enviar tu consulta a Klave, el nuevo servicio del departamento de especificación de SIKA, que te asesorará en todo el proceso.