8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Es ahí cuando se ponen sobre la mesa las dificultades que el sector femenino encuentra en determinados sectores que son considerados erróneamente como espacios masculinos. Este es el caso del sector de la reforma y la rehabilitación y es entonces cuando aparecen ciertos retos o barreras que hoy en día, en pleno siglo XXI, todavía debe salvar la mujer para ser considerada igual que sus compañeros hombres.
Pese a todo, poco a poco se va avanzando en la sociedad. Bastan estos datos: el 87% de los profesionales encuestados usuarios de habitissimo son hombres, cuando en el año 2019 representaban el 91%. Una buena noticia para la igualdad, que pone de manifiesto el crecimiento de la proporción del 44%, al pasar del 9% al 13%, en las mujeres registradas como profesionales en habitissimo.
El primer gran obstáculo al que se enfrentan las mujeres en este ámbito laboral tiene que ver con los roles ya establecidos (que no quiere decir que sean justos). Es por ello que por desgracia hay más mujeres, por ejemplo, en tareas de limpieza de final de obra que encargándose de la ejecución de la misma.
Junto a estos roles mal entendidos, otro de los retos tiene que ver con los falsos mitos que creen (sobre todo algunos hombres y también mujeres) en relación a que ellas no puedan desempeñar esos mismos trabajos. Se alude en ocasiones a que no son capaces de soportar la presión y el estrés de este tipo de empleos o que no tienen la misma fuerza física que un hombre para llevarlos a cabo. Sin embargo, si uno se para a pensar, en la mayoría de los casos son trabajos donde lo importante es la destreza y eso puede hacerlo una mujer.
El tercer reto tiene que ver con la idea, erróneamente extendida, de que la sola presencia de una mujer entre un grupo de hombres puede perturbar y provocar cierto clima laboral. Algo que a todas luces no se sostiene con ningún argumento válido. Junto a esto último, otra de las barreras que una mujer debe superar en el sector de la reforma tiene que ver con otros aspectos igualmente sin sentido alguno cuando se alega que no hay vestuarios específicos para ellas en ciertos espacios del mundo de la construcción.
Por si fueran pocos los retos que cada día deben derribar las mujeres que desempeñan su labor profesional en el sector de las reformas, se añade uno último: no se las contrata, ya no solo por esas ideas preconcebidas que nada tienen que ver con la realidad. Tampoco se les da una oportunidad ya que se les considera una mano de obra más cara en comparación con sus compañeros ya que ellas en algún momento de su vida quizá se ausenten por tener o cuidar de un hijo.
Afortunadamente hay muchas mujeres muy valiosas en este campo y la sociedad va poco a poco evolucionando en esta mentalidad. Es entonces turno para que las empresas visibilicen a las mujeres que trabajan en el sector de la reforma, facilitando su empoderamiento o garantizando una igualdad de condiciones a la hora de acceder a los mismos puestos de trabajo que un hombre.
Un nuevo escenario donde también entrarían nuevas medidas de conciliación entre la vida familiar y la profesional. Algo que por desgracia no es solo exclusivo de este ámbito laboral y donde pese a todo queda mucho camino por recorrer. Y es que todavía sigue siendo mayor el porcentaje de mujeres que reducen su horario laboral para cuidar de sus hijos, piden una excedencia para poder atenderles (sobre todo cuando son menores) o directamente renuncian por completo a seguir con su carrera profesional y cuando quieren retomarla quizá sea ya tarde.