El Covid-19 ha originado una situación que estamos lejos de dejar atrás. Una “nueva normalidad” que nos acompañará durante bastante tiempo; y es que ya sabemos que controlar una Pandemia no es cosa de dos días, quizá ni de un año. Además, observando todo lo que hemos observado, quizá las medidas de higiene y seguridad deban ser a partir de ahora prioridad para evitar oleadas de infecciones de muchos otros virus. Sea como sea, en nuestras empresas debemos ser responsables. Establecer medidas de higiene y seguridad para que nuestros operarios puedan desempeñar su trabajo sin peligro y, al mismo tiempo, para que nuestros clientes también estén a salvo. En este punto y viendo la cantidad de rebrotes que hay, no está de más hacer una función didáctica con estos dos grupos. No sólo con nuestros empleados, también con nuestros clientes; y es que todos deben cumplir las normas de la Covid-19.
Las medidas de higiene y seguridad contra el Covid-19 nos afectan a todos. En un trabajo de reforma, por ejemplo, debemos limitar la circulación de personal profesional y de materiales por zonas comunes. Asegurarnos de que nuestros operarios llevan siempre las EPIs e insistir en la correcta higiene de las manos cada cierto tiempo.
El contacto con las personas que vivan en la casa debe ser el mínimo y la higiene de las zonas en las que trabajemos deberá ser frecuente.
Por su parte, los clientes también deben tener sus propias medidas de higiene, estando siempre protegidos cuando estén en contacto con los operarios y siguiendo unas estrictas medidas de higiene antes, durante y después de que pasemos por su casa.
Es conveniente que antes de iniciar un trabajo hablemos con nuestro cliente con una finalidad clara, concienciarlo a cumplir todas las normas y que, a su vez, se asegure de que los demás también las cumplen. ¿El motivo? Lo cierto es que son muchos.
Para empezar, sin estas medidas estamos más expuestos a los contagios. Si hay un contagio en esa vivienda mientras se realiza la reforma, van a tener que estar aislados todos (den negativo o no en la primera PCR) durante 10 días. Esto significa que la obra en sí, aunque no existan más infectados, estará parada mínimo 10 días más.
Otra consecuencia de no seguir las medidas a rajatabla es el posible contagio de los operarios. Si nuestros trabajadores enferman, la obra también sufrirá parones y no se terminará en los plazos que se han establecido desde el principio, pues nuevamente, aunque sólo tengamos una persona infectada en este lugar, vamos a tener que guardar una cuarentena de 10 días para asegurarnos de que todos los demás, operarios y clientes, están libres de positivos.
Las normas están para cumplirlas. Cuanto menos estrictos seamos con ellas, más posibilidades tendremos que registrar un brote en una reforma. No sólo afecta a la obra en sí, con parones, o a nuestros operarios; es que también puede afectar a las personas que hay en casa. Así pues, es importante hacerles ver que su propia seguridad está en juego. Que, si bien es cierto que una reforma, siguiendo las medidas adecuadas, no tiene que ser peligrosa, saltándoselas puede serlo y mucho.