Llegado el momento, son muchos los profesionales que se han armado de valor y han decidido ser sus propios jefes. Invertir sus ahorros y recursos para dar el salto, a veces sin red que amortigüe una posible caída, para trabajar por cuenta propia. Una decisión en la que no se discute la profesionalidad de esa persona, pero que sí puede traer algún que otro inconveniente no tanto a la hora de trabajar, sino de saber gestionar ese nuevo negocio que se acaba de emprender.
Es entonces cuando pueden darse los errores típicos que un profesional comete a la hora de ejercer como autónomo. Obstáculos que ponen a prueba la capacidad de esa persona a la hora de llevar a cabo una labor comercial eficiente y que genere éxito para la nueva empresa, así como toda la parte administrativa, burocrática o de temas fiscales. Escollos que, en el mejor de los casos, solo traerán horas de más a ese recién estrenado emprendedor.
Casi la mitad de los autónomos españoles confiesa que la burocracia es el mayor obstáculo al que se enfrentan en su día a día. Y es precisamente en este punto donde surgen muchos de los problemas cuando esa persona quiere encargarse de todo, sobre todo en tema fiscal o administrativo sin tener mucha idea o experiencia en ello.
Errores como demorarse a la hora de presentar las declaraciones tributarias pertinentes (IVA, IRPF, empleados, arrendamiento de local…), además de registrar todas las operaciones realizadas en los distintos libros obligatorios (ingresos e IVA, gastos, inversiones…). En este mismo punto, no guardar todas las facturas de gastos para deducirse también es algo que sucede con frecuencia.
Común es también el no decir que no a ninguna oferta. Al principio y para ir ganando clientes y dinero se comete el error de decir a todos los trabajos que sí, aunque esto suponga rebajar el precio acordado en un principio o trabajar incluso en fines de semana. Y es que las horas del día son las que son y uno debe ser consciente de que no puede hacerlo todo solo, rebajar su trabajo a un precio ínfimo o no ponerse un horario para poder tener una vida más allá de la laboral.
Para poder optar con mayor libertad a un mayor número de proyectos lo mejor es no estancarse y formarse. Y entre esa formación tampoco hay que olvidarse de las nuevas tecnologías y la presencia en internet. Ese es otro de los errores, creer que no es necesario estar en esta red virtual. No importa el tipo de servicio o negocio, hoy sí o sí hay que estar. Un escaparate donde los clientes podrán encontrar el negocio, saber los productos que se ofrecen e incluso proponer trabajos.
Precisamente, el último de los fallos tiene que ver con los clientes. Es esencial cuidarlos siempre. Es decir, saber mantener el contacto con aquellos antiguos que ya confiaron en la empresa y para hacerlo basta con un correo electrónico, un mailing de vez en cuando, llamarles conocer cómo les va y, de paso, mostrar interés por si alguna vez vuelven a necesitar ese mismo servicio o producto. Un detalle que no cuesta nada y con el que incluso se podrán ganar nuevos clientes gracias a la recomendación de los primeros.
No es solo cuestión de horas, que al final es perder también dinero y calidad de vida. Lo más importante es que al intentar ser un hombre para todo, no sean pocos lo errores que uno pueda cometer. Fallos que en algunos casos pueden ser importantes en tema sobre todo de papeleo con la administración.
La solución, saber delegar en aquellas personas que gracias a su experiencia pueden llevarlo a cabo; además de rodearse de los colaboradores más acertados en cada caso. De esta manera, el profesional no solo se dedicará en exclusiva a eso que mejor sabe hacer, sino que la empresa es posible que crezca mucho mejor con esa ayuda extra solventada.
