Hoy en día, a nadie se le ocurre reservar un hotel sin antes comprobar qué opinan los anteriores huéspedes sobre el estado de las habitaciones. Lo mismo sucede con las reformas. Antes de meterse en obras, sí o sí, el futuro cliente buscará en Internet hasta dar con la empresa que le haga sentir que está acertando. Al final, el boom de Internet nos ha acostumbrado a confiar más en un conjunto de criterios diferentes que en la opinión de nuestro primo, cuñado o amigo de la vecina.
A continuación, 5 ejemplos de empresas que han cambiado la forma de comportarse del consumidor a la hora de contratar un servicio:
El ejemplo más obvio. La empresa de comercio electrónico más grande del mundo es pionera en muchísimas cosas. Entre ellas, en crear una red de opiniones acerca de los productos que comercializa. Es la culminación del ciclo de Amazon: el usuario busca un producto, compara, compra y, al final, valora lo que ha comprado. Amazon tiene muchos modelos de negocio, pero el principal es hacer de "expositor" a millones de tiendas de todo el mundo. Si una tienda quiere colocar sus productos, necesita tenerlos destacados y bien valorados. Por ahí pasa su supervivencia, tanto física como digital (¿acaso hay alguna diferencia, a día de hoy?).
Como decíamos, la visibilidad es fundamental. En el mundo de las reformas y reparaciones del hogar, el mejor listado de empresas lo tiene habitissimo. No importa si te faltan o sobran trabajos, si te sirves de Internet o si sobrevives con el boca a oreja. Tarde o temprano, el particular que quiera hacer reformas acabará buscando en Google, que, a su vez, le llevará a habitissimo. Ahí, el potencial cliente encontrará miles de empresas bien posicionadas y evaluadas entre las que podrá comparar. Más allá de si empleas la plataforma o no, no aparecer en el directorio de empresas de habitissimo es un riesgo para todo aquel que le preocupe su reputación digital.
Cada mes, más de 100.000 particulares hacen uso del directorio de habitissimo para elegir profesional de las reformas.
Quiero aparecer en el directorio de empresas de habitissimo.
TripAdvisor es el rey de las opiniones online. Abarca todo lo relativo a los viajes: vuelos, hoteles, restaurantes... Ahora mismo, es una utopía pensar en elegir un hotel sin consultar este servicio, que además es gratuito. Dedicarse a la hostelería y no tener tu establecimiento posicionado en TripAdvisor es lo mismo que no existir.
TripAdvisor es la mejor herramienta para decidir a qué restaurante acudir, pero si hablamos del negocio de la entrega a domicilio... En pocos años, Just Eat se ha erigido en un imprescindible para todo restaurante que quiera generar beneficios a través de la entrega a particulares. En la aplicación encontramos cientos de restaurantes indexados por especialidad y código postal. Además, ofrece la posibilidad de pagar online, con lo que el usuario ni siquiera debe preocuparse por tener efectivo a mano. Ahí, los usuarios evalúan la rapidez de entrega, el precio y a calidad de la comida. Su dominio del mercado es tal que pueden permitirse cobrar una comisión del 15% por cada pedido. Les va muy bien. Así de fuertes son.
Otro que no requiere presentación. Tiene el don de llegar a todas partes, lo que le ha convertido en la empresa más valiosa del mundo. Por supuesto, no ha querido perderse la gran fiesta de las reseñas. El sistema de opiniones de Google tiene la ventaja de estar a la mano de todo el mundo. Es prácticamente imposible hacer cualquier cosa sin que este gigante lo sepa y, siempre que pueda, pondrá sus herramientas a tu disposición. En este caso, solo tienes que darle la ID de tu negocio -el equivalente online al número de DNI- y Google se encargará de sugerir tu empresa y de pedir valoraciones a quienes te hayan visitado. En su contra, su sistema depende demasiado de lo que estés dispuesto a pagar por aparecer en él. Además, tiene el inconveniente de ser demasiado disperso. Sí, en Google está todo reseñado, pero a la hora de escoger, te guiarás antes por la página especializada que por el cajón de sastre que sabe un poco de todo y mucho de nada. Es el problema de querer abarcar demasiado.
